¿Existe la lamprea?... ¡Existe!

Con motivo de mi último viaje a Galicia tuve la ocasión de visitar, de la mano de Miguel Piñeiro, a un pescador de lampreas. Miguel es además autor del libro "Lampreas e pesqueiras", prologado por dos maestros de la cocina: Ferrán Adriá y Juan Mari Arzak. En su libro hace una extensa referencia a la historia y artes tradicionales de pesca de lampreas en Galicia, para adentrarse después en un extenso recetario culinario en el que la protagonista es, por descontado, la lamprea.

Nunca había visto una lamprea, y por eso me impactó el verlas yendo, además, acompañado de un conocedor y cantor de las excelencias de tan apreciado pez. Mis origenes valencianos acrecentaron más aún la curiosidad, pues era inevitable la comparación con mis bien conocidas y pescadas anguilas.

No pude desaprovechar la ocasión para arremangarme y coger una lamprea con mis propias manos..., la ocasión mandaba. Primero me aseguré de que la boca de este pez no acabaría pegada a mi brazo succionandome la sangre como una sanguijuela, pero una vez descartada esta posibilidad trinqué al pez y Miguel captó el momento.

La lamprea es un pez de la familia de los petromizóntidos. Tiene un cuerpo cilíndrico con una aleta dorsal dividida en dos secciones próximas. La boca es circular permanece siempre abierta y con ella se adhiere como una ventosa a los peces de los que se alimenta. Descarna primero la piel y succiona después la sangre de su presa, que acaban muriendo por la pérdida de sangre.

Las lampreas remontan en primavera los cursos de los ríos de la vertiente atlántica y cantábrica de fondos guijarrosos. Con la ayuda de su boca desplazan los cantos del fondo para preparar sus nidos y depositar en ellos sus huevos. Después de su reproducción mueren. Las larvas nacidas se esconden en el fango y hacia los 3 ó 5 años vuelven al mar. Su pesca artesanal en Galicia data de la época romana, cuando se construyeron las antiguas "pesqueiras" en ríos como el Ulla o el Miño.