Destinos de un Trotarríos, apuntes a pie de río.

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lunes, 8 de abril de 2013

Campano Soriano 2013


Soria, con o sin Campano, bien merece una visita.
 
 

 El alto nivel del Duero impidió la celebración este año del Campano, pero eso no fue motivo para visitar Soria y disfrutar de todo lo que ofrece, que no es poco.

 Como dice mi amigo Leonardo de la Fuente: "Sólo a pescar no voy..." Y que razón tiene, Soria merece ser conocida por muchos más motivos.

 Desde el P.N. Antonio Machado el Duero presentaba este aspecto.

Así fue, cuando Jaime Lapeña, presidente del Club Deportivo de Pesca El Campano Soriano me llamó para informarme de que habían decidido "in extremis" suspender la edición 2013 del Campano este año debido al enorme caudal del Duero y las pocas o nulas esperanzas de que la situación remitiese, sentí tristeza por no poder coincidir con mis amigos en esta cita anual obligada y pena por el enorme trabajo que Jaime y su Club desarrollan para dar a conocer y potenciar a su tierra soriana, desde luego una labor envidiable. Pero ello no fue motivo para que el viaje que teníamos previsto se suspendiese, iríamos a Soria con o sin Campano.

 




Unas imagenes que tendrán que esperar al año que viene para repetirse.
 
Efectivamente, desde el Parador Nacional Antonio Machado el Duero presentaba un nivel muy alto pese a haber bajado en los últimos días, con todo totalmente impescable. En cuanto a Soria la nieve hizo acto de presencia a últimas horas del viernes 5 y casi durante todo el sábado, aunque no llegó a cuajar. Como oí decir a un soriano "hace tiempo de enero en vez de abril"; y así era, apenas 4 ó 5 grados de temperatura máxima, algo que nada tenía que ver con las dos últimas ediciones del Campano que se desarrollaron con un tiempo mucho más primaveral.
 




 Torrenillos de Soria... todo un manjar

Con la idea de no poder pescar aprovechamos el viaje para pasear por el Collao, tomar unos vinos acompañados por los típicos "torrenillos" sorianos, un pecado ir a Soria y no probarlos... "deliciosos".

 La visita más que obligada al buen amigo Jaime Lapeña en su restaurante Garoa junto a la plaza de toros, -esto Jaime pese a que sé que no te gusta que te haga publicidad pero la mereces por la calidad y el trato que das-.

Pinares de Vinuesa junto al Centro Cinegético "El Quintanarejo".
 
Como dicen los sorianos: "En Soria no hay distancias"; así que el sábado por la mañana nos desplazamos a Almazán, en donde aproveché el viaje para disparar unos tiros y comprobar el centrado del visor en el campo de tiro del Berbillete, en la salida por la carretera de Baraona. Buen trato y facilidades para tal práctica, algo que echo en falta en Valencia en donde todo son problemas y trabas para el que, como yo, solamente quiere comprobar el arma que utilizo para cazar. Se dio la coincidencia de que al día siguiente, domingo, se habría la temporada de corzos, y la provincia de Soria es una referencia corcera en España, así que coincidí con otros aficionados que aprovecharon también a comprobar sus armas. Trato con buena gente soriana a la que agradezco su ayuda y facilidades.
 




 Campo de tiro del Berbillete en Almazán.

De Almazán, tierra de pinos resineros, a Vinuesa, tierra de grandes pinares de silvestres. Pudimos comprobar que el embalse de la Cuerda del Pozo estaba a rebosar, y que por Hinojosa de la Sierra, zona de pesca que conozco de otros años, los signos de desbordamiento del Duero todavía se dejaban ver. Subiendo hacia la Laguna Negra, a la que no pudimos llegar por la nieve acumulada, entramos en el pequeño pueblecito de El Quintanarejo, parada obligada para comer en el "Balcón del Brezal", restaurante familiar en donde el buen trato es otra constante más, además de un acogedor rincón con sabor en donde dimos buena cuenta de sus patés, verduras y, cómo no, de sus chuletones. Un lugar para señalar y volver.
El Balcón del Brezal, parada obligada si se quiere comer bien en un ambiente familiar.
Chuletón tierno como la mantequilla de Soria...
 

El domingo el tiempo mejoró y el sol se dejó ver, eso sí, manteniéndose el frío ambiente de las cercanas montañas de la Sierra Cebollera, los Picos de Urbión y el Moncayo totalmente cubiertos de nieve. Nos desplazamos hasta Numancia, conociendo una parte importante de la historia de los primeros pobladores celtiberos de estas altas tierras y disfrutando de unas magníficas vistas que abarcaban las llanuras de Gómara y Almenar hasta los altos de Piqueras y Oncala.
 




 El embalse de La Cuerda del Pozo, lleno hasta la bandera.

De regreso a Soria y al pasar por Garray, nos detuvimos junto al puente del río Tera en donde algunos aficionados probaban suerte con las truchas. Incluso algún atrevido osó adentrarse en las frías aguas del Tera y probar fortuna con la mosca, aunque los demás lo hacían con la cucharilla o el cebo. Alguno incluso tuvo la dicha de sacar algún buen ejemplar, eso sí, con cebo. Ya en Soria Jaime me dijo que el Razón y el Tera sí que permitían la pesca pese al alto caudal que llevaban, aprovechando que sus aguas, al menos, no bajaban tomadas.
 
Numancia
 
Probando fortuna en el Tera a su paso por Garray
 
 

Tras la despedida el regreso a Valencia, con el firme propósito de volvernos a ver, esta vez en
 Valencia y pescar en el Turia, hermanando en cierta manera amigos y ríos unidos por una fuerte y común afición: la pesca.

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