LA ENTREVISTA DEL MES
Acaba de publicar “Destinos de un trotarríos, apuntes a pie de río”, con Editorial Sekotia, dentro de la colección A Mosca
ROBERTO COLL ALCALDE, escritor y periodista de pesca.
Acaba de publicar “Destinos de un trotarríos, apuntes a pie de río”, con Editorial Sekotia, dentro de la colección A Mosca
Texto y fotos: Eduardo García Carmona
Realizar una entrevista a una persona que admiras por su manera de ser, por su sabiduría en el río, por su comportamiento y saber estar, por su compañerismo, por su amor a la naturaleza y todo lo que la rodea, por su clase, por su amistad, por…por tantas y tantas cualidades que tiene, es complicado. Realizársela, además, porque ha escrito un nuevo libro “Destinos de un trotaríos. Apuntes a pie de río”, de Editorial Sekotia, lanzado hace unos días al mercado bajo el sello A Mosca, más complicado, especialmente, porque he tenido el honor de leerlo cuando todavía era un proyecto y una ilusión de un viajero incansable por esos ríos de la geografía española e incluso de fuera de ella.
Roberto Coll Alcalde es un valenciano nacido en la puerta de la serranía, en Chulilla, localidad hermosa donde las rocas verticales sobre las aguas del río Turia, la hacen inolvidable para el caminante, para el viajero.
Roberto es un trabajador nato por y para la pesca, por la naturaleza. Es profesor como trabajador de la enseñanza pero es maestro en el paisanaje, la amistad, la cordura, el anhelo, la alegría, la tristeza, la semblanza de lo bello o feo, la delicadeza, la ternura…
Es un maestro en seducir “pintonas”, caña en mano. Maestro del torno, los hilos, los anzuelos, las plumas y el sedal. Maestro fino en el montaje de cañas de pesca y su reparación. Maestro de la contemplación y es que esto lo lleva tan adentro que cuando acude a “sus ríos”, observa, se para, admira, contempla para después impregnar los folios de su “locura”, sus anhelos, sus tristezas y alegrías paisajísticas, de su conocimiento del medio natural.
Roberto Coll es un pescador empedernido que sabe estar, como pocos, a orillas de nuestros ríos respetando la naturaleza. En sus ojos siempre existe una mirada analizadora de todo lo que le rodea. En sus rostro, un encogimiento con forma de arruga preguntona. En su nariz, un filo de orientación y cordura. En su barbilla, la acentuación del ocaso, del ayer que es hoy, de la vida misma. Peina canas, pero no es mayor.
Coll Alcalde es conocimiento de la vida, vida vivida y soñada que desde pequeño le ha hecho viajero de paisajes de los cuatro puntos cardinales. Por todo ello y mucho más que aún resta en el “tintero”, les mostramos en esta entrevista su forma de ver las cosas dentro del mundo de la pesca. Un espejo donde poder mirarnos que bien nos gustaría que fuese el mismo río natural y el de la vida.
Roberto, amigo.
¿Cuándo comenzaste a pescar y con quién?
Comencé a pescar con apenas nueve años y con mi padre, de la misma manera que muchos de nosotros. Vivíamos en un pequeño pueblo de la serranía valenciana a orillas del Turia, y entonces las truchas eran abundantes. Crecer en contacto con el campo ayuda a sentir curiosidad por todo lo que hay en él, y eso hizo que un buen día la curiosidad por el río y sus truchas nos picase. Así hasta la fecha.
¿Recuerdas tú primera trucha?
¡Cómo no! La primera trucha es como el primer amor de un adolescente. Fue en Domeño, hoy desaparecido como otros muchos pueblos por la construcción de un embalse, en concreto por el de Loriguilla. En realidad no la pesqué yo, pero así me lo hizo creer Brea, un amigo de mi padre gallego magnífico pescador, que tras clavarla me pasó la caña para que sintiese los tirones de la trucha. Quedé enganchado. Cuando recuerdo el lance pienso que Brea sabía muy bien lo que hacía, y lo consiguió.
¿Un lugar favorito para pescar trucha, reo o salmón? Los tres.
Lugares favoritos ha habido y hay muchos, lo malo de todos ellos es que cambian y desde hace tiempo lo hacen a peor. Recuerdo con mucho agrado el Júcar en Huélamo, el Guadalaviar por Albarracín, el Turia en Valencia, el Garona en el Valle de Arán, el Luna y el Porma en León… Sobre el reo y el salmón recuerdo las palabras de un gran amigo de Bilbao, buen conocedor de los ríos asturianos que me decía tiempo atrás que eran los ríos más bonitos del mundo para pescar. Este año he podido comprobarlo y le doy toda la razón, me parecen magníficos y espero volver a pescarlos y conocerlos. Muchas veces me pregunto qué lugar elegiría un día si me tuviese que retirar solitario y no encuentro respuesta, me gustan muchos pero soy culo de mal asiento y las piernas me piden andar por ríos distintos. Lo cierto es que sería un lugar con un río tan cercano como para salir de casa con las botas puestas y la caña montada.
Un río.
Sin duda el Turia que es mi río. Pero también hay otros, no puedo quedarme sólo con uno. Añadiría el Garona, el Ucero, el Sella…, todos tienen algo que me hace volver a ellos. Con los ríos establezco una relación de “amor-odio” que es inevitable, siempre que salgo de un río en el que la relación ha sido de “amor” pienso en regresar.
Un compañero de pesca.
Ha habido muchos. La pesca exige también soledad, aunque en el momento del regreso la compañía de un buen amigo es indispensable. Últimamente, y no se si por la edad, me he vuelto algo solitario, creo que me pasa como a los viejos jabalís que pintan canas, aunque reconozco que la compañía de un amigo es muy valiosa.
Comencé a pescar con apenas nueve años y con mi padre, de la misma manera que muchos de nosotros. Vivíamos en un pequeño pueblo de la serranía valenciana a orillas del Turia, y entonces las truchas eran abundantes. Crecer en contacto con el campo ayuda a sentir curiosidad por todo lo que hay en él, y eso hizo que un buen día la curiosidad por el río y sus truchas nos picase. Así hasta la fecha.
¿Recuerdas tú primera trucha?
¡Cómo no! La primera trucha es como el primer amor de un adolescente. Fue en Domeño, hoy desaparecido como otros muchos pueblos por la construcción de un embalse, en concreto por el de Loriguilla. En realidad no la pesqué yo, pero así me lo hizo creer Brea, un amigo de mi padre gallego magnífico pescador, que tras clavarla me pasó la caña para que sintiese los tirones de la trucha. Quedé enganchado. Cuando recuerdo el lance pienso que Brea sabía muy bien lo que hacía, y lo consiguió.
¿Un lugar favorito para pescar trucha, reo o salmón? Los tres.
Lugares favoritos ha habido y hay muchos, lo malo de todos ellos es que cambian y desde hace tiempo lo hacen a peor. Recuerdo con mucho agrado el Júcar en Huélamo, el Guadalaviar por Albarracín, el Turia en Valencia, el Garona en el Valle de Arán, el Luna y el Porma en León… Sobre el reo y el salmón recuerdo las palabras de un gran amigo de Bilbao, buen conocedor de los ríos asturianos que me decía tiempo atrás que eran los ríos más bonitos del mundo para pescar. Este año he podido comprobarlo y le doy toda la razón, me parecen magníficos y espero volver a pescarlos y conocerlos. Muchas veces me pregunto qué lugar elegiría un día si me tuviese que retirar solitario y no encuentro respuesta, me gustan muchos pero soy culo de mal asiento y las piernas me piden andar por ríos distintos. Lo cierto es que sería un lugar con un río tan cercano como para salir de casa con las botas puestas y la caña montada.
Un río.
Sin duda el Turia que es mi río. Pero también hay otros, no puedo quedarme sólo con uno. Añadiría el Garona, el Ucero, el Sella…, todos tienen algo que me hace volver a ellos. Con los ríos establezco una relación de “amor-odio” que es inevitable, siempre que salgo de un río en el que la relación ha sido de “amor” pienso en regresar.
Un compañero de pesca.
Ha habido muchos. La pesca exige también soledad, aunque en el momento del regreso la compañía de un buen amigo es indispensable. Últimamente, y no se si por la edad, me he vuelto algo solitario, creo que me pasa como a los viejos jabalís que pintan canas, aunque reconozco que la compañía de un amigo es muy valiosa.
Una mosca.
También hay muchas, aunque luego acabemos pescando siempre con unas pocas. Si tuviese que seleccionar una pequeña caja elegiría en secas un tricóptero de pelo de ciervo en paracaídas, una efémera carne también en paracaídas, una emergente de CDC, una hormiga de ala y la “palomino”. En ninfas una pequeña selección de cabezas doradas de diferentes tamaños.
¿Cómo solucionarías los problemas existentes en los ríos: contaminación, etc.?
Los ríos tienen muchos problemas. En realidad aunque son comunes a muchos de ellos cada uno tiene los propios y eso exige estudiarlos por separado. A estas alturas no comprendo todavía como hay ríos en los que se vierten aguas sin depurar, la contaminación debe pasar obligatoriamente por exigir depuradoras en los pueblos y ciudades y que estas funcionen. Otro gran problema de nuestros ríos es la regulación de caudales. Este problema está muy generalizado y atañe a los ríos de León, Cataluña, Valencia… Los caudales llamados ecológicos muchas veces no lo son, y eso repercute gravemente en el desarrollo de la vida que tienen. Creo que en definitiva todo mejoraría si los responsables de las diferentes Confederaciones Hidrográficas, y de otras administraciones vinculadas a los ríos unificaran criterios y tuviesen la firme convicción de ver los ríos como lo que son: fuente y origen de vida. A partir de hay se podría comenzar a mejorar.
También hay muchas, aunque luego acabemos pescando siempre con unas pocas. Si tuviese que seleccionar una pequeña caja elegiría en secas un tricóptero de pelo de ciervo en paracaídas, una efémera carne también en paracaídas, una emergente de CDC, una hormiga de ala y la “palomino”. En ninfas una pequeña selección de cabezas doradas de diferentes tamaños.
¿Cómo solucionarías los problemas existentes en los ríos: contaminación, etc.?
Los ríos tienen muchos problemas. En realidad aunque son comunes a muchos de ellos cada uno tiene los propios y eso exige estudiarlos por separado. A estas alturas no comprendo todavía como hay ríos en los que se vierten aguas sin depurar, la contaminación debe pasar obligatoriamente por exigir depuradoras en los pueblos y ciudades y que estas funcionen. Otro gran problema de nuestros ríos es la regulación de caudales. Este problema está muy generalizado y atañe a los ríos de León, Cataluña, Valencia… Los caudales llamados ecológicos muchas veces no lo son, y eso repercute gravemente en el desarrollo de la vida que tienen. Creo que en definitiva todo mejoraría si los responsables de las diferentes Confederaciones Hidrográficas, y de otras administraciones vinculadas a los ríos unificaran criterios y tuviesen la firme convicción de ver los ríos como lo que son: fuente y origen de vida. A partir de hay se podría comenzar a mejorar.
¿Por qué escribir de pesca?
La pesca me permite viajar, conocer no solamente ríos, también gentes, costumbres, historias y paisajes. Intento conocer todo lo que puedo de cada lugar al que viajo. Luego el contarlo y escribir sobre ello es fácil si te gusta hacerlo. Siempre digo que la pesca es en realidad una gran excusa para estar en contacto con la naturaleza, pero también para conocer lugares y gentes y sentirte cercano a ellos.
¿Qué significa este libro que te edita Sekotia?
Significa mucho. Escribí mi primer libro con la Ed. Hispano Europea sobre la pesca del black bass a mosca en el 97, y me quedó la ilusión de escribir otro de narrativa. Sekotia me ha permitido ver cumplido este sueño. Sobre el libro te diré que estoy muy satisfecho con él. En cierta medida lo he escrito también en un momento muy especial en el que el cuerpo me pedía escribir, desnudar mi alma y mis sentimientos escribiendo, y creo que lo he logrado. Sólo espero que no sea el último, de hecho ya estoy pensando en el próximo.
¿Qué le falta a la literatura de la pesca?
Le falta sin duda lo principal: lectores. Es un mal generalizado que me produce tristeza, se lee poco. Desde mi trabajo como profesor tengo la oportunidad de comprobar el poco interés por la lectura que tienen los niños de hoy. Los libros y revistas, sean de pesca o no, interesan al público por las fotos, sin importar la calidad de los textos. Lo lamentable es que algunas editoriales lo saben y juegan con ello, no importándoles para nada el contenido de sus publicaciones. Por decirlo de una manera más entendible: importa más el papel de regalo que el regalo en sí.
¿Por qué te dedicaste y te dedicas al montaje de cañas?
Comencé a dedicarme al montaje de cañas en plan aficionado en el año 91. Por entonces solamente había posibilidad de conseguir en España cañas de mosca para trucha, no había nada para bass, lucio o para pescar en el mar. Era un mercado inexistente. Algunos amigos confiaron en mí y me lancé al montaje de cañas de mosca. Comencé con cañas potentes para líneas del 8 en adelante, pero al poco tiempo la noticia corrió y Augusto Rodríguez, de Starfly, contacto conmigo. Recuerdo que vino adrede desde Madrid a Valencia a conocerme y ver mis cañas, le gustaron y comencé a montar cañas para su firma. Con él aprendí mucho. Luego lo hice también para otras firmas y haciendo reparaciones para diversos comercios, distribuidores y particulares. Otra faceta fue la restauración de cañas de bambú refundido, de las que he hecho muchas tanto en cañas de trucha como de salmón, algunas de gran valor como una Hardy Palakona que perteneció al rey Jorge V de Inglaterra, dedicada a él por la misma casa Hardy. He tocado todo tipo de cañas y por mis manos han pasado cerca de 700 cañas entre montajes, reparaciones y restauraciones. Hace ya unos años dejé el montaje “profesional” y solamente me dedico a trabajos personales o para amigos.
¿Por qué confeccionar moscas?
Pescar con moscas propias siempre es un placer añadido al hecho de pescar y conseguir una captura. Mis primeras moscas las monté de niño, cuando pescaba con buldó, y estaban hechas con hilo de coser y pelo propio, -por entonces aún no tenía canas-. Luego cuando comencé a pescar a mosca con cola de rata, a finales de los 70, empecé también a montar moscas sin haber visto nunca montar una. Tardé muchos años en ver montar una y comprobar que el tiempo y el esfuerzo empleados habían merecido la pena.
¿Un capricho para salir a pescar?
La pesca no es un capricho, es una necesidad. Cuando llevo más de una semana sin salir lo noto y necesito escaparme al río. El salir de pesca va unido también a la ilusión por conseguir una captura, sin importar a veces el tamaño ni la cantidad.
La pesca me permite viajar, conocer no solamente ríos, también gentes, costumbres, historias y paisajes. Intento conocer todo lo que puedo de cada lugar al que viajo. Luego el contarlo y escribir sobre ello es fácil si te gusta hacerlo. Siempre digo que la pesca es en realidad una gran excusa para estar en contacto con la naturaleza, pero también para conocer lugares y gentes y sentirte cercano a ellos.
¿Qué significa este libro que te edita Sekotia?
Significa mucho. Escribí mi primer libro con la Ed. Hispano Europea sobre la pesca del black bass a mosca en el 97, y me quedó la ilusión de escribir otro de narrativa. Sekotia me ha permitido ver cumplido este sueño. Sobre el libro te diré que estoy muy satisfecho con él. En cierta medida lo he escrito también en un momento muy especial en el que el cuerpo me pedía escribir, desnudar mi alma y mis sentimientos escribiendo, y creo que lo he logrado. Sólo espero que no sea el último, de hecho ya estoy pensando en el próximo.
¿Qué le falta a la literatura de la pesca?
Le falta sin duda lo principal: lectores. Es un mal generalizado que me produce tristeza, se lee poco. Desde mi trabajo como profesor tengo la oportunidad de comprobar el poco interés por la lectura que tienen los niños de hoy. Los libros y revistas, sean de pesca o no, interesan al público por las fotos, sin importar la calidad de los textos. Lo lamentable es que algunas editoriales lo saben y juegan con ello, no importándoles para nada el contenido de sus publicaciones. Por decirlo de una manera más entendible: importa más el papel de regalo que el regalo en sí.
¿Por qué te dedicaste y te dedicas al montaje de cañas?
Comencé a dedicarme al montaje de cañas en plan aficionado en el año 91. Por entonces solamente había posibilidad de conseguir en España cañas de mosca para trucha, no había nada para bass, lucio o para pescar en el mar. Era un mercado inexistente. Algunos amigos confiaron en mí y me lancé al montaje de cañas de mosca. Comencé con cañas potentes para líneas del 8 en adelante, pero al poco tiempo la noticia corrió y Augusto Rodríguez, de Starfly, contacto conmigo. Recuerdo que vino adrede desde Madrid a Valencia a conocerme y ver mis cañas, le gustaron y comencé a montar cañas para su firma. Con él aprendí mucho. Luego lo hice también para otras firmas y haciendo reparaciones para diversos comercios, distribuidores y particulares. Otra faceta fue la restauración de cañas de bambú refundido, de las que he hecho muchas tanto en cañas de trucha como de salmón, algunas de gran valor como una Hardy Palakona que perteneció al rey Jorge V de Inglaterra, dedicada a él por la misma casa Hardy. He tocado todo tipo de cañas y por mis manos han pasado cerca de 700 cañas entre montajes, reparaciones y restauraciones. Hace ya unos años dejé el montaje “profesional” y solamente me dedico a trabajos personales o para amigos.
¿Por qué confeccionar moscas?
Pescar con moscas propias siempre es un placer añadido al hecho de pescar y conseguir una captura. Mis primeras moscas las monté de niño, cuando pescaba con buldó, y estaban hechas con hilo de coser y pelo propio, -por entonces aún no tenía canas-. Luego cuando comencé a pescar a mosca con cola de rata, a finales de los 70, empecé también a montar moscas sin haber visto nunca montar una. Tardé muchos años en ver montar una y comprobar que el tiempo y el esfuerzo empleados habían merecido la pena.
¿Un capricho para salir a pescar?
La pesca no es un capricho, es una necesidad. Cuando llevo más de una semana sin salir lo noto y necesito escaparme al río. El salir de pesca va unido también a la ilusión por conseguir una captura, sin importar a veces el tamaño ni la cantidad.
¿Volverá Valencia a ser lo que fue para la pesca?
Estamos trabajando para ello. Valencia nunca fue una provincia con fama truchera, pero el Turia fue un buen río y todavía tiene posibilidades. En la actualidad tenemos bastantes intensivos abiertos todo el año. La calidad de las truchas arco iris con las que se repuebla es muy buena, son truchas enteras y fuertes que nos permiten salir de pesca sin largos desplazamientos y disfrutar. En cuanto a la trucha común mantengo una estrecha y buena relación con los técnicos de la Consellería de Medio Ambiente y colaboro, tanto con ellos como con cualquier persona o entidad interesada en mejorar nuestros ríos y la pesca. Recientemente se han estudiado genéticamente las poblaciones conocidas de trucha común en la Comunidad Valenciana, se ha concedido la gestión del antiguo acotado de pesca de la Puente Alta que esperamos funcione con trucha común y se está trabajando en la futura Ley de Pesca. Lo importante es andar, y no la rapidez. Si queremos conseguir mejoras hay que dar los pasos necesarios sin prisas pero sin pausas. Nunca perderé la ilusión por ver el Turia y el resto de ríos valencianos como se merecen.
Un consejo para el pescador y otro para el público en general, relacionado con los ríos y su decadencia.
Para el pescador dos consejos. El primero, respetar al río, a sus truchas…, no ver en él una despensa si no una fuente de vida. El segundo colaborar más, involucrarse más y tratar de unir al colectivo en vez de separarlo. Todos los pescadores, -los de mosca y los de cucharilla, los de cebo, los que pescan trucha o ciprínidos…-, todos debemos buscar puntos de encuentro que nos den fuerza para exigir a las administraciones el que trabajen por y para la mejora de nuestros ríos. Para el público en general simplemente más comprensión y que no nos vean como lo que no somos.
Un ruego o exigencia a la Administración competente en pesca.
Que unifiquen criterios entre las distintas administraciones, -responsables de medio ambiente y Confederaciones-, con responsabilidades en materia de agua.
Que trabajen con las ideas claras, pensando en que la única prioridad, el único interés es mejorar la calidad de nuestros ríos, si consiguen eso la pesca mejorará también. La pesca no es un capricho, es la consecuencia de tener ríos y medios en buenas condiciones, es por tanto “calidad de vida”. Hay que exigirles trabajar sin querer obtener resultados a corto plazo para salir en la foto fácil; es un camino largo pero que en el que hay que ponerse a caminar ya y con la idea muy clara de cual es la meta.
Estamos trabajando para ello. Valencia nunca fue una provincia con fama truchera, pero el Turia fue un buen río y todavía tiene posibilidades. En la actualidad tenemos bastantes intensivos abiertos todo el año. La calidad de las truchas arco iris con las que se repuebla es muy buena, son truchas enteras y fuertes que nos permiten salir de pesca sin largos desplazamientos y disfrutar. En cuanto a la trucha común mantengo una estrecha y buena relación con los técnicos de la Consellería de Medio Ambiente y colaboro, tanto con ellos como con cualquier persona o entidad interesada en mejorar nuestros ríos y la pesca. Recientemente se han estudiado genéticamente las poblaciones conocidas de trucha común en la Comunidad Valenciana, se ha concedido la gestión del antiguo acotado de pesca de la Puente Alta que esperamos funcione con trucha común y se está trabajando en la futura Ley de Pesca. Lo importante es andar, y no la rapidez. Si queremos conseguir mejoras hay que dar los pasos necesarios sin prisas pero sin pausas. Nunca perderé la ilusión por ver el Turia y el resto de ríos valencianos como se merecen.
Un consejo para el pescador y otro para el público en general, relacionado con los ríos y su decadencia.
Para el pescador dos consejos. El primero, respetar al río, a sus truchas…, no ver en él una despensa si no una fuente de vida. El segundo colaborar más, involucrarse más y tratar de unir al colectivo en vez de separarlo. Todos los pescadores, -los de mosca y los de cucharilla, los de cebo, los que pescan trucha o ciprínidos…-, todos debemos buscar puntos de encuentro que nos den fuerza para exigir a las administraciones el que trabajen por y para la mejora de nuestros ríos. Para el público en general simplemente más comprensión y que no nos vean como lo que no somos.
Un ruego o exigencia a la Administración competente en pesca.
Que unifiquen criterios entre las distintas administraciones, -responsables de medio ambiente y Confederaciones-, con responsabilidades en materia de agua.
Que trabajen con las ideas claras, pensando en que la única prioridad, el único interés es mejorar la calidad de nuestros ríos, si consiguen eso la pesca mejorará también. La pesca no es un capricho, es la consecuencia de tener ríos y medios en buenas condiciones, es por tanto “calidad de vida”. Hay que exigirles trabajar sin querer obtener resultados a corto plazo para salir en la foto fácil; es un camino largo pero que en el que hay que ponerse a caminar ya y con la idea muy clara de cual es la meta.
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