Destinos de un Trotarríos, apuntes a pie de río.

Destinos de un Trotarríos, apuntes a pie de río.

lunes, 16 de junio de 2008

Al hucho en el Tormes






LOS HUCHOS DEL TORMES

Villagonzalo II
7 de junio de 2008


Con la ilusión puesta en conocer y pescar el hucho salí camino de tierras salmantinas. No todos los años se tiene la gran suerte de ser agraciado en el sorteo de permisos y había que aprovechar la ocasión al máximo. La primera duda era qué equipos y material (cañas, líneas, señuelos, moscas, etc.) utilizar. Para ello conté desde el principio con la gran ayuda de algunos amigos, buenos conocedores del Tormes y de sus huchos. Javier Martínez y Paco Redondo colaboraron conmigo en todo momento, dándome toda la información y el apoyo logístico necesarios para conseguir, no sólo una buena pesca, también que el largo viaje fuese lo más placentero posible. Instalado en Peñaranda de Bracamonte, una recogida ciudad próxima al Tormes, que celebraba el centenario de su declaración como "ciudad" por Alfonso XIII.



El Tormes no bajaba óptimo para la pesca. Las lluvias de las últimas semanas le habían dotado de un fuerte caudal y de unas aguas ligeramente tomadas, pero con todo estaba pescable, que era lo que nos importaba. A primera hora de la mañana los movimientos de los hucho tras los alburnos ponían los pelos de punta, haciendo presagiar que alguno caería victima de su voracidad. Así fue, y no tardó mucho en conseguirse el primer ejemplar, un bonito hucho de 74 cm, que tras las fotos de rigor devolví al agua.

Junto a la tumba de Pepe Cortés, en las proximidades del "palomar".


Los accesos al río no son muy numerosos. Eso, unido al alto nivel del Tormes, impedían el normal vadeo por el cauce. Muchas posturas eran inalcanzables, con el riesgo de ser arrastrado por la fuerza del agua.

Después de clavar y perder en el último momento un gran hucho de cinco o seis kilos, conseguí este otro, bastante menor, que también devolví al agua.




Por fin llegó lo más esperado, poder capturar un hucho a mosca. El ejemplar, de 73 cm entró de lleno al streamer de hélice. Dado el mal estado del río, y las pocas garantias de conseguir un número elevado de capturas, -y mucho menos de la medida-, pensamos quedarnos con este ejemplar que daba la talla. En ese momento llegó la guardería, que muy amablemente comprobó el permiso, y a la que informamos de la idea de quedarnos con el ejemplar. La mala noticia fue que, una vez muerto el pez, nos informaron de que no podía seguir pescando al haber capturado ya el ejemplar del cupo. Aquí terminó la pesca del hucho..., tan sólo cuatro horas y mil cuatrocientos kilómetros recorridos.

Con Césa, Tasio y Paco Redondo en el mejor momento del día, el de la comida en Encinas de Arriba.

Otro momento memorable: la velada tras la cena en la "caseta" de Salmoral.

Mi reflexión:

Nada más lejos de mi intención al escribir estas líneas que el pretender recriminar la actitud de la guardería. Por mal que me pese cumplieron con su deber, que no es otro que el de la ley escrita.

Intentando ser crítico, y cuando digo crítico me refiero a una crítica constructiva, pienso que hacerse mil cuatrocientos kilómetros para pescar poco más de cuatro horas, desperdiciando toda la tarde y en las malas condiciones en las que se encontraba el Tormes, es una p...ada. La comparación con un coto de trucha en el que el cupo es de seis truchas no me vale para el consuelo, puedes llevar cinco y esperar a sacar la sexta en el último lance del sereno, pero al menos sabes que si no la consigues te llevas cinco a casa. En mi caso, en el que practico habitualmente el captura y suelta, el llevarme el hucho del "cupo" era más una novedad por el pez y la región de la que provengo, que por el mero hecho de llevarme un pez a casa. En el caso del salmón atlántico, sabes de antemano que conseguir una sola captura es comparable a que te toque el premio gordo de Navidad; y si lo consigues a los cinco minutos de ponerte a pescar, te vas a casa lleno de alegría perdonando la pesca por el día. En el caso del hucho esto no sucede. La situación actual real, es que el pescador que consigue un hucho trofeo lo mete en el coche y sigue pescando, sabiendo muy bien que solamente el Seprona puede registrarle el coche, y que esto es bastante improbable que suceda.

Existen en Castilla-León acotados de trofeo, en los que te puedes llevar una trucha mayor de x centímetros y seguir pescando sin muerte el resto del día. Quizás la solución sea esa, considerar el acotado de Villagonzalo como "coto trofeo". Si el problema entonces es el evitar mayor daño a los peces se puede regular la pesca unicamente con señuelos con un solo anzuelo, sin necesidad de prohibir (que mal suena la palabreja) la cucharilla o los peces artificiales, a los que se les puede sustituir la ancoreta por un anzuelo sin muerte.

La realidad es que el coto de Villagonzalo es el coto más turístico de Salamanca, con una alta demanda de pescadores provenientes de lugares muy diversos y distantes. Esta medida evitaría la picaresca actual (¡hay si el lazarillo levantase la cabeza...!), y el censo de huchos pescados por temporada sería más fiable. Por último me queda también una última pregunta: ¿Por qué no crear un segundo acotado de hucho?, si la inversión ya está hecha en el centro ictiogénico de Galisancho se le sacaría una mayor rentabilidad con un segundo acotado, con la consiguiente repercusión para la zona y para los pescadores que, a buen seguro, lo solicitarian.

Paco Redondo con el hucho del "cupo"

La reflexión de Paco Redondo:
Advierto de antemano que estoy de acuerdo con todo lo que escribe mi amigo Paco salvo en una cosa: fue un excelente guía y anfitrión, y espero volver a pescar el Tormes disfrutando de su compañía.
Pescando Huchos (En cuatro horas)

La falta de desconocimiento no exime de culpa, cierto. Pero es muy posible que en ocasiones esta condición de ignorancia causada por nobles motivos, quizá, debiera ser considererada bajo un punto de vista diferente. Me explico: cualquier persona, en este caso un pescador que acostumbra a soltar todas sus capturas, (pesque donde y lo pesque) y que no repara en ciertas normativas que obligan a cometer ciertos errores con toda la inocencia e ingenuidad de quien no tiene nada que ocultar. Si en cualquier lugar donde pueda practicarse la pesca sin muerte, ésta, puede ejercerse durante toda la jornada sin que presumiblemente puedan causarse daños a los peces que se capturan devolviéndolos todos al agua, ¿por qué en cambio cuando dispones de un permiso que te permite una sola captura, estás obligado a dejarla para el final de la jornada? Si lo que pretendes es continuar pescando, ¿Por qué no se permite hacer la captura y continuar pescando posteriormente sin muerte? ¿A caso van a sufrir más los peces que captures posteriormente a este ejemplar y devuelvas consecutivamente? Según la vigente normativa, no puedes continuar practicando la pesca si ya has conseguido ese ejemplar superior a la mínima medida permitida y no lo devuelves al agua. Si esto lo cumples en los cinco primeros minutos de haber comenzado la jornada, has terminado tu día de pesca y ya puedes marcharte para casa, frustrando así todas tus expectativas de haber pasado un agradable día en el río con un compañero amigo.
Este es el caso de mi buen camarada Roberto, del que he sido un mal anfitrión como guía, por no haberle sabido aconsejar en su actitud en acción de pesca y por que además, ha tenido que hacer 1400 Km. Desde Valencia para pescar cuatro horas en el coto de “Huchos” en Salamanca, cuando al extraer una pieza de 73 cm. (la medida reglamentaria son 70 cm.) y llegar la guardería en ese preciso momento, les comentamos que nos quedaríamos con este ejemplar (aún vivo y con posibilidades de haberlo soltado) para llevarlo a Valencia. Después de permitirnos matarlo y acondicionarlo para su viaje, nos comunican que ahora tendríamos que dejar de pescar porque ya habíamos cumplido el cupo permitido, (hay que decir que amables y sin que nosotros les quitásemos nunca su razón, con juicio y sensatez, precisamente por la falta de nuestro conocimiento de la normativa) La cara de mi amigo era todo un poema, y la mía propia… no podía verme, pero os puedo asegurar que no lograba creérmelo. Y digo yo, señores, ¿Es esto justo? ¿Es muy normal? Si lo que quieres es continuar pescando y soltando las posteriores capturas, ¿porque no está permitido hacerlo? Si, es posible que por la picaresca de algunos cuantos. Pero para eso está la guardería y el Seprona, para evitarlo incluso registrando los vehículos si fuere necesario, o ¿es que en otros lugares donde se pesca sin muerte no puede suceder lo mismo? ¿Qué ocurre cuando en un coto sin muerte se permite una captura trofeo y ésta se consigue en un momento determinado de la jornada aún inacabada? No dejamos de pescar por ello. ¿Es que los huchos son de alguien en particular y no quiere que sean maltratados en acción de pesca aún siendo esta sin muerte? ¿Por qué no se hace constar esta particularidad de captura y márchate escrita en el mismo permiso para que no nos quepa ninguna duda? No, no lo entiendo. Si el cupo de capturas fuese de dos unidades, podrías asegurarte una y continuar pescando el resto de la jornada sin muerte sin necesidad de extraer una segunda captura hasta el final del día o, incluso no volver a sacar ninguna que tuviese la medida y conformarte con una. En todo caso, que es lo que se pretende, ¿Qué solamente se capture un Hucho y que nos vayamos para casa? O, proteger la especie. Si este es el motivo, pues que sea un coto sin muerte sin más.
Que quede muy claro que no he querido ofender a nadie, únicamente que me sabe muy mal que existan normativas que en comparación a situaciones similares, no están muy claras y que nos han perjudicado por haber obrado de buena fe, y que acatamos como válidas porque así nos animaron ha hacerlo los guardas en cumplimiento de su deber y según sus conocimientos. Aunque ni con su ayuda, ni consultando algunos manuales pudimos ver donde estaba escrito.
Paco Redondo.

2 comentarios:

tasio dijo...

muy bonito reportaje Roberto, muy bonito día de pesca, solo se enturbio con lo que tu nos cuentas sobre las normativas que exige ese acotado, haber si al año que viene tenemos suerte y puedes volver a pescarlo, serás recibido con los brazos abiertos, un saludo
Tasio Redondo

Unknown dijo...

Es una gozada ver reportajes como este.¡Que envidia sanas me das Roberto! Lo mao es recorrer tantos kilómetros, desde Valencia a Salamanca, para que una normativa, desfasada, sólo de deje pescar un hucho y después...¡a la puta calle!

Eduardo García Carmona.
http://pescarmona.blogspot.com